Vamos a por la segunda historia en cadena de este trimestre. Había que empezarla con "Sabía que no debía ir". Las historias que han concursado esta semana han sido de mucho nivel y merecedoras todas de ganar pero como solo puede ganar una, la más votada ha sido la de
Alejandro Montes, que nos deja la puerta abierta a la imaginación y al misterio.
"Sabía que no debía
ir cuando mi amigo Jonathan nos dijo a Paul y a mí que nos
separáramos del grupo de la excursión que había realizado el
colegio, que consistía en ir al bosque a ver la naturaleza e
informarnos para el trabajo de naturales, porque era un aburrimiento. Quería que fuésemos los tres por nuestra cuenta hacia el interior
del bosque.
- Se darán cuenta
de que nos hemos ido y además tenemos que volver después. ¿Sabrás
orientarte? - le pregunté.
- Claro, faltaría
más – dijo Jonathan.
- Pero a lo mejor no
volvemos a tiempo y se va el autobús sin nosotros – protestó asustadizo Paul.
Después de estar
discutiendo diez minutos, optamos por adentrarnos en el bosque por
nuestra cuenta. Después de estar caminando un cuarto de hora vimos
un Chevrolet Corvette de 1957 abandonado desde hacía mucho tiempo y
en un estado deplorable.
Al cabo de un tiempo
dije:
- Deberíamos
volver, se está haciendo tarde.
- Sabes volver,
¿no?- dijo Paul.
- Pues ahora que lo
decís, no me he fijado en el camino – dijo Jonathan preocupado.
- ¡¿Qué?!-
dijimos Paul y yo al unísono.
- Dijiste que sabías
orientarte – dije yo enfadado.
- Bueno, ya
saldremos, estamos en un sitio alto así que debemos ir hacia abajo
buscando un pueblo para poder llamar – argumentó Jonathan.
- Más te vale que
funcione – dijo Paul.
Cuando ya llevábamos
una hora caminando encontramos una casa muy grande, pero no llegaba a
ser una mansión. Nos acercamos y vimos un cartel en el que ponía:
“Hogar el profesor Mc Inley, su esposa Rosemary y sus queridos
hijos Fredo y Michael”.
- Estamos salvados –
dijo Paul con júbilo.
- Vamos a llamar a
la puerta – dije yo.
Al llamar, del golpe
de los nudillos se abrió la puerta. Entramos para ver si había
alguien y acabar con una pesadilla que acababa de comenzar".
¡Suerte a los continuadores de esta pesadilla!
21/10/16
La pesadilla continúa con el texto de
Yoli Murciano, que hace muchas alusiones a elementos de la primera parte de la historia de manera que todo el conjunto ha quedado bien cohesionado.
"Cuando
entramos en la casa, la puerta se cerró sola de repente haciendo un
ruido fuerte que hizo que nos sobresaltáramos. Vimos que la casa era
vieja, la mayoría de las cosas estaban rotas o desgastadas, todo en
general estaba apagado y había bichos por todas partes, las ventanas
estaban rotas y tapadas con maderas…
- Tengo miedo, ¿por
qué no nos vamos de aquí?- dijo Jonathan con una voz tartamudeante
y asustadiza.
- Nos iríamos pero
alguien no se fijó en el camino y no podemos volver – dijo Paul
con voz sarcástica.
- Bueno, chicos,
callaos, vamos a investigar a ver si encontramos algo o a alguien –
dije con voz preocupada.
- Está bien-
dijeron los dos a la vez.
Nos pusimos manos a
la obra pero no encontramos nada. De repente vimos a un hombre y a
una mujer que estaban allí y fuimos hacia ellos.
- Hola, soy Tatiana,
la sirvienta del profesor Mc Inley y él es Yerai, el mayordomo –
dijo la mujer con una voz clara.
- Hola, estos son
mis amigos Jonathan y Paul y yo soy Ayden – dije con voz
despreocupada-. Nos hemos perdido por el bosque, ¿saben ustedes más
o menos por dónde nos encontramos?
- Sí, están en la
zona este del bosque Hayedo Spessart en Alemania – dijo el hombre
con una voz ronca y desgastada.
- Gracias. Em…
¿nos pueden dejar un móvil o saben dónde localizar la salida del
bosque? – dijo Jonathan con preocupación.
Los dos se quedaron
con cara extrañada al oír “móvil”.
- No tenemos “móvil”
pero si quieren les podemos dejar un mapa para que intenten salir de
aquí – dijo Tatiana.
Nos quedamos
pensando unos segundos y dije “está bien”.
- Gracias- dijimos
los tres al mismo tiempo.
La mujer se fue a
por el mapa y nos quedamos con el hombre.
- Y bien, ¿qué os
trae por aquí? – dijo Yerai.
- Veníamos a hacer
un trabajo sobre naturales pero nos separamos del grupo y nuestra
irresponsabilidad nos trajo hasta aquí – dije con una cara
supuestamente preocupada.
- Ya estoy aquí –
dijo Tatiana-. Bueno, les he marcado con un rotulador rojo por dónde
deben ir – dijo la mujer-. Espero que consigan llegar hasta donde
deban ir.
Mientras íbamos a
salir de la casa aparecieron un hombre, una mujer y dos niños, les
preguntaron a los sirvientes quiénes éramos.
- Encantado de
conoceros, muchachos – dijo el profesor- yo soy Mc Inley, mejor, el
PROFESOR Mc Inley y ella es mi mujer Rosemary y mis dos hijos.
- Encantados, señor,
o… o… osea PROFESOR Mc Inley – dijimos los tres más o menos.
- Tenemos que irnos,
nos esperan unos maestros furiosos y un largo camino hasta ellos –
dije satisfecho-. Muchas gracias por todo y disculpen las molestias-
dije mientras nos íbamos.
- Sí. Tarde o
temprano nos volveremos a ver jajaja – dijo con un murmullo y una
risa maligna.
Echamos a andar y la
noche era fría y húmeda, seguimos andando, saqué la linterna y
vimos que por el camino alguien nos estaba siguiendo y eran personas,
parecía que se trataba de niños pero era el mayordomo de la casa
que nos dijo que si veíamos un coche Chevrolet de 1957 ni lo
tocáramos ni le prestáramos la menor atención".
El próximo viernes terminamos esta misteriosa historia. ¡Que os visiten las musas esta semana! ;)
1/11/16
Finalmente, terminamos este relato con el desenlace escrito por
Alejandro Moreno, que cierra esta historia con un suspense muy propio de las historias de terror.
"Los tres nos miramos
mutuamente y nos asustamos por lo que podía pasarnos si nos
acercábamos. Cuando le fuimos a preguntar a Yerai por qué no
podíamos tocar el coche ya no estaba y salimos corriendo hacia abajo
por el camino que indicaba el mapa. Cuando llegamos abajo donde
estaba aparcado el bus, los niños, nuestros compañeros, ya estaban
subiendo y corrimos para ver si nos daba tiempo a subir pero el
autobús había arrancado y cuando justo íbamos por la parte trasera
del bus, Jonathan pegó un golpe y el autobús se paró
inmediatamente.
Subimos y ahí
estaba la profesora en el pasillo del autobús y nos preguntó:
- ¿Por qué os
habéis separado del grupo?- con tono de enfado.
- Porque Paul se
paró a atarse los cordones y nosotros le esperamos y cuando acabó
el grupo ya no estaba así que nos fuimos a la casa más cercana para
ver si podíamos salir del bosque – dijo Jonathan.
- Bueno, ya
hablaremos mañana junto con el director.
Al día siguiente en
clase, vino la jefa de estudios y dijo:
- Como ya sabéis,
la profesora de geografía está de baja de maternidad así que hemos
traído a un profesor sustituto.
Nosotros no habíamos
dormido nada debido a lo que había pasado el día anterior así que
estábamos durmiendo pero despiertos… sí, eso que estás durmiendo
pero escuchas lo que está pasando. Cuando entró el profesor se hizo
un silencio y empezó a hablar…
- Yo me llamo Mc
Inley, mejor, el PROFESOR Mc Inley.
Nosotros, al
escuchar esas palabras, levantamos las cabezas los tres a la vez y
nos miramos mutuamente".
Enhorabuena a tod@s l@s participantes de las tres semanas en las que hemos estado construyendo este relato. De nuevo... ¡¡buen trabajo!!