dimecres, 26 de febrer del 2014

Todas las cartas de amor son ridículas

Un poema de Álvaro de Campos, heterónimo de Fernando Pessoa, dice lo siguiente:

Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, al fin y al cabo,
solo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.

Quién me diera en el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).


A partir de este poema, los alumnos han tenido que escribir una carta de amor, ridícula o no, en un formato poco habitual, es decir, distinto al papel. El resultado ha sido muy divertido.


                                                          Sara Fombuena y Raquel Sancho


                                                                      Laura Máñez


                                                                     Marta Ibáñez
     

                                                                        Pau Martín


                                                                   María Peñarrocha


                                                         Celeste Moros y Carlos Pascual

Sonetos con flor

La ardua tarea de componer un soneto no ha arredrado a los alumnos de 3ºESO. Los requisitos eran, por supuesto, respetar en lo posible el esquema métrico del soneto y que una de las rimas tuviese como motivo el nombre de una flor.

Estaba yo pensando en mis cosas
y le entró a la maestra la manía
que tengo que pensar una poesía
y además escribir sobre las rosas.

No hubo unas horas más penosas
que las que padecí el otro día
y pasó lo que más yo me temía
es que no me saliera bien la cosa.

Se me acaba ya casi el papel
y no he hablado aun de flores,
tendré que escribir sobre un clavel.

Ya casi se terminan mis temores
y aunque no me van a dar el Nobel
casi he terminado mis labores.

                                                   Miguel Ángel Jarabo



Rojas las rosas de cada mañana,
rojas las heridas que cicatrizan,
las que veo y me desmoralizan,
rosas y amarillas cada semana.

Tu aroma de rosas al empezar,
qué dolor tan fuerte verte marchar,
camino de pétalos dejas al pasar,
y esas espinas clavadas al marchar.

Tendré que vivir, reír y disfrutar
los días pasan y acaban sin más,
ya nada es igual que al comenzar.

Buscar y buscar y nada encontrar,
quiero gritar y alejarme sin más.
Y esto termina sin reconfortar.

                                                Gemma Deval



Vente, vamos al campo a por una rosa.
Y aquí estamos bajo la dulce brisa
despacito, lento, sin tener prisa,
que no me canso de ver que eres hermosa.

Poco a poco te sale una sonrisa 
pero se nota que estás nerviosa
y también se aprecia que eres preciosa
aunque se ve que estás indecisa.

Y yo no sé qué es lo que me conlleva
a no quitarme de la cabeza eso,
eso que hace que yo no me atreva.

Pero yo lo que quiero es un beso
y aunque montañas y mares remueva
he de poder besar tu labio grueso.

                                                Alessandro Garcia

dijous, 6 de febrer del 2014

Más cartas ilustres

Seguimos saltando las barreras del tiempo y del espacio para curiosear entre la correspondencia de grandes personajes de la historia. En este caso, nos encontramos ante cartas muy bien elaboradas por alumnos de 4ºESO.


Warwickshire, Reino Unido, 3 de marzo de 1595

Estimado Edwin:

Tanto que admiro yo el papel y tantas respuestas que a su vez hallo en las estrellas. Amigo Hubble, ¿cómo puede ser que este mundo tan bello parta de una inmensa explosión? Por más que trato de explicármelo nunca llego a concebir tal idea. Miro hacia arriba cada noche y no son fuegos artificiales ni estallidos lo que veo. Son ellas, las imperiosas estrellas, que nos observan desde quién sabe dónde. Tan majestuosas y brillantes... Supongo que será la magia de la ciencia.

También la magia que dicen mis palabras me sorprende más de una vez. Y ahora pienso en ti como gran astrónomo que eres, como gran estudiador del cielo y te suplico que no me taches de loco sólo por vivir entre las nubes. He escrito tantas historias que ya no distingo entre lo real y lo ficticio. Y, sin embargo, sé que ambos somos criticados y concluyentes a la vez. Con los pies en la tierra pero con una imaginación que traspasa fronteras. Con millares de inquietudes que nos han robado el tiempo y que puede que no nos lleven a nada. ¿Así pues, qué debemos hacer? ¿Luchar por aquello que somos o esperar que el próximo Big Bang arrase con nosotros?

Gran amigo, ¿ser o no ser?, esa es la cuestión.

Atentamente,

William Shakespeare

(Elsa García)



Johannesburgo, 15 de enero de 1945

Querido Franco:

Soy Nelson. Tan sólo te escribía para pedirte que dejaras tu dictadura porque no hace bien a nadie. Yo siempre he dicho y he pensado que todas las personas merecen igualdad, sin importar su clase social o su forma de pensar. No me gusta nada tu forma de gobernar y me gustaría que fueras mucho más tolerante, que dejes a la gente expresarse y que no mates a aquellos que no son como tú. La paz es la base de un mundo mejor, si las personas nos respetamos y anteponemos el amor al odio, todo será mucho más fácil y el mundo será mucho más bello.

Atentamente,

Nelson Mandela

(Miguel Fernández)



Buenos Aires, 29 de enero de 1909

Querido amigo Joaquín:

Como bien sabrás, he viajado por motivos de trabajo ya que me han contratado para una gira de conferencias aquí en Buenos Aires. También sabrás que hoy, 29 de enero, cumplo ya 42 años y me gustaría hacerte una petición, siempre y cuando dispongas del tiempo suficiente.

Apenas me acabo de marchar de Valencia y ya hoy, pocos días después de instalarme, la estoy echando de menos, por tanto, me encantaría que me dedicases una de tus obras maestras en la que no faltase uno de los elementos tan frecuentes en tus obras, la maravillosa playa de la Malvarrosa de Valencia en la que nos conocimos, para así tener un recuerdo de mi tierra aquí en Argentina, tan alejado de ella como estoy. Una obra simple en la que aparezcan niños jugando, los pescadores reparando las redes y las barcas en la orilla, las mujeres paseando tranquilamente o cualquier otra escena cotidianda de la playa de la Malvarrosa para que así, cada vez que la observe me trasporte allí, a aquella playa en la que he crecido y por la que me encanta pasear.

Sé que lo que te pido es complicado y que, tan atareado como estarás creando obras, te será difícil encontrar un hueco para dibujar dicho cuadro pero, con tu gran talento como pintor y ya que somos amigos de la misma tierra, podrás hacerme este favor que te pido como regalo de cumpleaños, para así tener un bonito recuerdo de nuestra amistad.

Un fuerte abrazo,

Vicente Blasco Ibáñez

(Víctor Martínez)

Visita a la Biblioteca Municipal de Llíria

El martes, 4 de febrero visitamos la Casa de la Joventut de la Biblioteca Municipal. Aunque nos falló la visita que íbamos a hacer a la embotelladora de Coca Cola en Valencia, afortunadamente la biblioteca nunca falla. Ahí van unas fotos que nos han pasado las pacientes bibliotecarias.

Por cierto, recordad que ellas también tienen un blog en el que comentan las novedades en literatura juvenil. Totalmente recomendable.






dimarts, 4 de febrer del 2014

Relatos encadenados

Los nuestros no son unos relatos cualesquiera. Arrancamos nuestra andadura en el terreno del relato intentando darle un toque de interés, ya que nuestros relatos están encadenados... ¿Cómo? Porque el final de cada relato dará pie al relato de la semana siguiente de manera que cada semana un grupo de 5 o 6 alumnos elaborará un relato cuyo único requisito es que empiece con una frase determinada. Tras leerlos en clase, votaremos el que más nos haya gustado y el final del relato ganador será el inicio obligatorio de los relatos que 5 o 6 alumnos tendrán que preparar para la semana siguiente.

El inicio del relato para la primera semana era: "Cuando llegué, ella ya estaba allí". La ganadora fue Teresa Usach con la siguiente narración:

"Cuando llegué, ella ya estaba allí, sentada en la silla mirándome con un gesto enfadado, furioso... Me pregunto dónde había estado y yo le dije que tenía una emergencia de trabajo. Ella me hizo creer que lo entendía pero le parecía extraño estar a solas todas las noches.

A la mañana siguiente decidió seguirme. Yo no me di cuenta y como todos los días me fui a casa de mi amante. Ella nos vio. Estaba enfadada y a la vez triste. Estuvo toda la noche llorando y como todos los días, yo no estaba allí.

Decidida a pasar página se fue a un bar a intentar olvidarse de todo. Mientras ahogaba sus penas en vasos de alcohol, un hombre alto y guapo se acercó a ella y se sentó a su lado. Le preguntó por qué estaba tan triste y ella le contó que yo le había sido infiel. El hombre estuvo hablando con ella durante toda la noche y luego la invitó a salir de fiesta ese mismo día.

A la mañana siguiente llegó muy contenta a casa, se dirigió a nuestra habitación, cogió la maleta y empezó a poner sus cosas dentro. Le grité diciéndole que no la iba a dejar ir. Ella me contestó que había encontrado a un hombre mejor y que sabía que yo le había sido infiel. Sin saber qué hacer, la abofeteé y la tiré al suelo. No fui consciente de lo que hacía y ella se echó a llorar y se fue corriendo.

El hombre al que había conocido la estaba esperando y los dos se fueron al hospital, porque de lo fuerte que le había pegado estaba sangrando... Y en ese momento me di cuenta de que la quería, estaba profundamente enamorado de ella pero no la valoré como se merecía".



El inicio de los relatos de la próxima semana será "No la valoré como se merecía".

La ganadora de esta semana ha sido Nuria Guardiola con el siguiente relato llamado Ella:

"No la valoré como se merecía. No entendía cómo había podido llegar a ser tan estúpido e inconsciente de lo que hacía. Pero allí estaba yo, sentado en una cama a medio hacer, observando aquellos mugrosos muebles y pensando en ella. En su precioso rostro con aquellos carnosos pero pequeños labios, aquellos grandes y azules ojos, esa pequeña y delicada nariz... De repente noté como las ganas de llorar invadían mi cuerpo y de mis ojos caían dos dolorosas lágrimas.

Empecé a recordar aquel día, aquella mañana habíamos tenido una fuerte discusión y ella se fue, muy cabreada a trabajar, yo me quedé en casa. Lo siguiente que recuerdo es oir mi móvil sonar, cuando lo cogí oí una voz grave y profunda diciendo:

- ¿Señor Boudler?

- Sí, soy yo, ¿quién me llama?

- Soy el jefe del departamento de policía, su mujer ha sido atracada y está herida, se encuentra hospitalizada en estado muy grave, ¡corra!

No lo dudé, cogí el coche y me fui corriendo al hospital. Cuando llegué, en la puerta, vi a un policía bastante bajo, regordete y con un espeso y negro bigote.

- ¿Usted es el jefe de policía?

- Sí, señor Boudler. Siento ser yo quien le comunique esto pero su esposa ha fallecido...

En un acto de desesperación corrí hacia dentro del hospital sin nadie que me detuviese, cuando la vi paré en seco y no pude contenerme, lloré como un niño. No pude recordar más, solo al pensar que ella no estaba, mi corazón se partía en mil pedazos. Aquel día cometí el mayor error de mi vida, dejarla marchar...".



El inicio de los relatos de la próxima semana será:  "Aquel día cometí el mayor error de mi vida, dejarla marchar".

El ganador de esta semana ha sido Tonet Enguídanos con el siguiente relato:

 "Aquel día cometí el mayor error de mi vida, dejarla marchar. Ella era pequeña, suave y con unos ojos azules impactantes, era blanca como la nieve. Aquel día iba andando por la calle cuando oí unos ladridos quejumbrosos que salían de una caja de cartón. Yo me dirigí hacia la caja y, al abrirla, salío una perrita. Era el animal más bonito que había visto. Sabía que en mi casa no la podía tener pero tampoco podía dejarla allí tirada, así que la cogí y decidí esconderla en mi habitación.

Cuando llegué a mi casa, le puse agua y comida. Al día siguiente, al marcharme la dejé sola en la habitación y al volver me esperaba mi madre muy enfadada y con la perrita en brazos y empezó a reñirme por haberla llevado y escondido. Le expliqué que si no la hubiera recogido habría muerto de frío. Ella, un poco más tranquila, me explicó que no la podíamos tener en casa ya que mi padre es alérgico. Decidimos buscarle un hogar. Mi madre hizo unas llamadas y al final se la quedó una amiga del trabajo. Cuando vino fue horrible. A día de hoy creo que podría haber convencido a mis padres para quedármela".



La próxima semana los relatos tendrán que empezar con "A día de hoy creo que podría haber convencido a mis padres para quedármela".

La ganadora de esta semana ha sido Jennifer Díaz Moncho con el siguiente relato:

"A día de hoy creo que podía haber convencido a mis padres para quedármela. Me desperté esa mañana, aunque no era un día cualquiera. Ya hacía tiempo que estaba dándole vueltas a la cabeza. ¿Cómo pude haberlo hecho? Días enteros de resentimiento y tristeza estaban frenando mi afán de seguir adelante, de olvidar el pasado.

Ese día no tenía ganas de levantarme, sabía que no iba a poder superarlo. La tristeza me invadía, me superaba, me limitaba... Ya hacía cinco años, cinco años sin tenerla a mi lado, cinco años sin verla crecer, cinco años... en fin, sin ella.

Esa mañana recibí una llamada, era mi madre, contesté con desgana y a pesar de eso ella me contestó sonriente, como si lo hubiera olvidado todo.

Fue un seis de febrero, solo tenía 15 años y me dirigía al hospital, había roto aguas. Después de dos horas intensas por fin pude ver la cara a esa criatura, era una niña hermosa, de ojos verdes y bonito rostro. Rompí a llorar, después de tanto tiempo por fin podía verla. Pero la decisión estaba tomada, era muy joven, no podía hacerme cargo de ella. No quise ni cogerla, sabía que sería más complicado, entonces, que se la llevaran. Yo sentía un vínculo muy fuerte hacia ella, pero ya había otra familia que la esperaba con las mismas ansias o más de las que yo había tenido. Durante todo este tiempo no he querido saber nada de ella, sabía que si la abrazaba no podría soltarla.

Seguimos hablando por teléfono, mi madre me dijo que tenía una sorpresa para mí y al escucharla no pude hacer otra cosa que romper a llorar. Ese día tan fastidioso se había convertido en uno de los mejores de mi vida.

Vi a lo lejos como se acercaba, mi corazón empezó a latir rápidamente y cuando más cerca estaba de mi, mis lágrimas caían más rápido y fuerte.

Cuando la tuve delante no sabía qué hacer, me quedé bloqueada. Después de unos segundos me lancé hacia ella y la agarré todo lo fuerte que podía, como si nunca la fuese a soltar. Me miraba con cara extraña, seguramente ella no sabía quién era aquella mujer que la agarraba tan fuerte, pero yo sí que sabía quién era ella, una de las personas más importantes en mi vida... mi hija".



La próxima semana los relatos tendrán que empezar con "Una de las personas más importantes en mi vida... mi hija".

La ganadora de esta semana ha sido Raquel Bonanat con un relato muy emotivo.

"Una de las personas más importantes en mi vida... mi hija. Eso le decía yo a la profesora de la escuela a la que iba a ir mi hija Andrea. La profesora me dijo que aquí cuidarían muy bien a Andrea ya que estaba enferma. Andrea tenía una parálisis cerebral y siempre estaba sola, no tenía con quien jugar...
Pablo, un niño de la escuela, se acercó a ella y le dijo:
-Hola, soy Pablo.
Andrea no hablaba , pero lo miraba...
Pablo le decía que iban a ser los mejores amigos para siempre y que él jugaría con ella. Los dos jugaban en el patio y Pablo la cogía de la mano y la ayudaba a levantarse y a jugar con él.
Pablo jugaba con la pelota y Andrea lo miraba alegremente. La profesora los miraba mientras hablaba por teléfono con la madre de Andrea y le decía que su hija estaba en buenas manos y que había hecho un amigo especial...
Los meses pasaron y todo seguía igual, Pablo y Andrea eran muy amigos y jugaban juntos. Un día Pablo le hizo un dibujo a Andrea, diciéndole que era la mejor y que le gustaba mucho jugar con ella. Pablo le colgó el dibujo en lo alto de la clase para que todos lo vieran...
Un día Pablo fue a la clase y se encontró a Andrea en clase, estaba sola y triste, tenía la cara blanca y los ojos se le cerraban.
- ¿Qué te pasa?- le preguntó Pablo.
Andrea no decía nada y ni le miraba.
- Déjala, Pablo- dijo la profesora.
- De acuerdo, pero mañana volveré.
Pablo se fue triste y a la mañana siguiente vio la silla de Andrea, pero esta vez Andrea no estaba en la silla.
En la silla estaba el dibujo que Pablo le hizo , pero esta vez había algo diferente, en el dibujo estaba escrito en grande "GRACIAS".
Pablo, extrañado, oyó voces al final del pasillo y se acercó lentamente... vio a la profesora y a la madre de Andrea. Pablo, sin dudarlo, las escuchó...
- Lo siento mucho - dijo la profesora.
- No pasa nada, sabía que algún día llegaría este momento. Gracias por cuidar a mi hija tanto - dijo la madre de Andrea.
- De nada - dijo la profesora.
Las lágrimas de Pablo le caían por las mejillas... se fue corriendo a la silla de Andrea, le dijo que gracias por darle una amistad especial y que no olvidaría jamás estos meses que estuvo jugando con ella...
Veinte años después, él se hizo profesor de niños con parálisis cerebral en honor a esa niña que le hizo ver la vida con otra perspectiva".



La próxima semana los relatos tendrán que empezar con "En honor a esa niña que le hizo ver la vida con otra perspectiva".