Un poema de Álvaro de Campos, heterónimo de Fernando Pessoa, dice lo siguiente:
Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.
También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.
Pero, al fin y al cabo,
solo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.
Quién me diera en el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.
La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.
(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).
A partir de este poema, los alumnos han tenido que escribir una carta de amor, ridícula o no, en un formato poco habitual, es decir, distinto al papel. El resultado ha sido muy divertido.
Sara Fombuena y Raquel Sancho
Laura Máñez
Marta Ibáñez
Pau Martín
María Peñarrocha
Celeste Moros y Carlos Pascual