dimarts, 4 de febrer del 2014

Relatos encadenados

Los nuestros no son unos relatos cualesquiera. Arrancamos nuestra andadura en el terreno del relato intentando darle un toque de interés, ya que nuestros relatos están encadenados... ¿Cómo? Porque el final de cada relato dará pie al relato de la semana siguiente de manera que cada semana un grupo de 5 o 6 alumnos elaborará un relato cuyo único requisito es que empiece con una frase determinada. Tras leerlos en clase, votaremos el que más nos haya gustado y el final del relato ganador será el inicio obligatorio de los relatos que 5 o 6 alumnos tendrán que preparar para la semana siguiente.

El inicio del relato para la primera semana era: "Cuando llegué, ella ya estaba allí". La ganadora fue Teresa Usach con la siguiente narración:

"Cuando llegué, ella ya estaba allí, sentada en la silla mirándome con un gesto enfadado, furioso... Me pregunto dónde había estado y yo le dije que tenía una emergencia de trabajo. Ella me hizo creer que lo entendía pero le parecía extraño estar a solas todas las noches.

A la mañana siguiente decidió seguirme. Yo no me di cuenta y como todos los días me fui a casa de mi amante. Ella nos vio. Estaba enfadada y a la vez triste. Estuvo toda la noche llorando y como todos los días, yo no estaba allí.

Decidida a pasar página se fue a un bar a intentar olvidarse de todo. Mientras ahogaba sus penas en vasos de alcohol, un hombre alto y guapo se acercó a ella y se sentó a su lado. Le preguntó por qué estaba tan triste y ella le contó que yo le había sido infiel. El hombre estuvo hablando con ella durante toda la noche y luego la invitó a salir de fiesta ese mismo día.

A la mañana siguiente llegó muy contenta a casa, se dirigió a nuestra habitación, cogió la maleta y empezó a poner sus cosas dentro. Le grité diciéndole que no la iba a dejar ir. Ella me contestó que había encontrado a un hombre mejor y que sabía que yo le había sido infiel. Sin saber qué hacer, la abofeteé y la tiré al suelo. No fui consciente de lo que hacía y ella se echó a llorar y se fue corriendo.

El hombre al que había conocido la estaba esperando y los dos se fueron al hospital, porque de lo fuerte que le había pegado estaba sangrando... Y en ese momento me di cuenta de que la quería, estaba profundamente enamorado de ella pero no la valoré como se merecía".



El inicio de los relatos de la próxima semana será "No la valoré como se merecía".

La ganadora de esta semana ha sido Nuria Guardiola con el siguiente relato llamado Ella:

"No la valoré como se merecía. No entendía cómo había podido llegar a ser tan estúpido e inconsciente de lo que hacía. Pero allí estaba yo, sentado en una cama a medio hacer, observando aquellos mugrosos muebles y pensando en ella. En su precioso rostro con aquellos carnosos pero pequeños labios, aquellos grandes y azules ojos, esa pequeña y delicada nariz... De repente noté como las ganas de llorar invadían mi cuerpo y de mis ojos caían dos dolorosas lágrimas.

Empecé a recordar aquel día, aquella mañana habíamos tenido una fuerte discusión y ella se fue, muy cabreada a trabajar, yo me quedé en casa. Lo siguiente que recuerdo es oir mi móvil sonar, cuando lo cogí oí una voz grave y profunda diciendo:

- ¿Señor Boudler?

- Sí, soy yo, ¿quién me llama?

- Soy el jefe del departamento de policía, su mujer ha sido atracada y está herida, se encuentra hospitalizada en estado muy grave, ¡corra!

No lo dudé, cogí el coche y me fui corriendo al hospital. Cuando llegué, en la puerta, vi a un policía bastante bajo, regordete y con un espeso y negro bigote.

- ¿Usted es el jefe de policía?

- Sí, señor Boudler. Siento ser yo quien le comunique esto pero su esposa ha fallecido...

En un acto de desesperación corrí hacia dentro del hospital sin nadie que me detuviese, cuando la vi paré en seco y no pude contenerme, lloré como un niño. No pude recordar más, solo al pensar que ella no estaba, mi corazón se partía en mil pedazos. Aquel día cometí el mayor error de mi vida, dejarla marchar...".



El inicio de los relatos de la próxima semana será:  "Aquel día cometí el mayor error de mi vida, dejarla marchar".

El ganador de esta semana ha sido Tonet Enguídanos con el siguiente relato:

 "Aquel día cometí el mayor error de mi vida, dejarla marchar. Ella era pequeña, suave y con unos ojos azules impactantes, era blanca como la nieve. Aquel día iba andando por la calle cuando oí unos ladridos quejumbrosos que salían de una caja de cartón. Yo me dirigí hacia la caja y, al abrirla, salío una perrita. Era el animal más bonito que había visto. Sabía que en mi casa no la podía tener pero tampoco podía dejarla allí tirada, así que la cogí y decidí esconderla en mi habitación.

Cuando llegué a mi casa, le puse agua y comida. Al día siguiente, al marcharme la dejé sola en la habitación y al volver me esperaba mi madre muy enfadada y con la perrita en brazos y empezó a reñirme por haberla llevado y escondido. Le expliqué que si no la hubiera recogido habría muerto de frío. Ella, un poco más tranquila, me explicó que no la podíamos tener en casa ya que mi padre es alérgico. Decidimos buscarle un hogar. Mi madre hizo unas llamadas y al final se la quedó una amiga del trabajo. Cuando vino fue horrible. A día de hoy creo que podría haber convencido a mis padres para quedármela".



La próxima semana los relatos tendrán que empezar con "A día de hoy creo que podría haber convencido a mis padres para quedármela".

La ganadora de esta semana ha sido Jennifer Díaz Moncho con el siguiente relato:

"A día de hoy creo que podía haber convencido a mis padres para quedármela. Me desperté esa mañana, aunque no era un día cualquiera. Ya hacía tiempo que estaba dándole vueltas a la cabeza. ¿Cómo pude haberlo hecho? Días enteros de resentimiento y tristeza estaban frenando mi afán de seguir adelante, de olvidar el pasado.

Ese día no tenía ganas de levantarme, sabía que no iba a poder superarlo. La tristeza me invadía, me superaba, me limitaba... Ya hacía cinco años, cinco años sin tenerla a mi lado, cinco años sin verla crecer, cinco años... en fin, sin ella.

Esa mañana recibí una llamada, era mi madre, contesté con desgana y a pesar de eso ella me contestó sonriente, como si lo hubiera olvidado todo.

Fue un seis de febrero, solo tenía 15 años y me dirigía al hospital, había roto aguas. Después de dos horas intensas por fin pude ver la cara a esa criatura, era una niña hermosa, de ojos verdes y bonito rostro. Rompí a llorar, después de tanto tiempo por fin podía verla. Pero la decisión estaba tomada, era muy joven, no podía hacerme cargo de ella. No quise ni cogerla, sabía que sería más complicado, entonces, que se la llevaran. Yo sentía un vínculo muy fuerte hacia ella, pero ya había otra familia que la esperaba con las mismas ansias o más de las que yo había tenido. Durante todo este tiempo no he querido saber nada de ella, sabía que si la abrazaba no podría soltarla.

Seguimos hablando por teléfono, mi madre me dijo que tenía una sorpresa para mí y al escucharla no pude hacer otra cosa que romper a llorar. Ese día tan fastidioso se había convertido en uno de los mejores de mi vida.

Vi a lo lejos como se acercaba, mi corazón empezó a latir rápidamente y cuando más cerca estaba de mi, mis lágrimas caían más rápido y fuerte.

Cuando la tuve delante no sabía qué hacer, me quedé bloqueada. Después de unos segundos me lancé hacia ella y la agarré todo lo fuerte que podía, como si nunca la fuese a soltar. Me miraba con cara extraña, seguramente ella no sabía quién era aquella mujer que la agarraba tan fuerte, pero yo sí que sabía quién era ella, una de las personas más importantes en mi vida... mi hija".



La próxima semana los relatos tendrán que empezar con "Una de las personas más importantes en mi vida... mi hija".

La ganadora de esta semana ha sido Raquel Bonanat con un relato muy emotivo.

"Una de las personas más importantes en mi vida... mi hija. Eso le decía yo a la profesora de la escuela a la que iba a ir mi hija Andrea. La profesora me dijo que aquí cuidarían muy bien a Andrea ya que estaba enferma. Andrea tenía una parálisis cerebral y siempre estaba sola, no tenía con quien jugar...
Pablo, un niño de la escuela, se acercó a ella y le dijo:
-Hola, soy Pablo.
Andrea no hablaba , pero lo miraba...
Pablo le decía que iban a ser los mejores amigos para siempre y que él jugaría con ella. Los dos jugaban en el patio y Pablo la cogía de la mano y la ayudaba a levantarse y a jugar con él.
Pablo jugaba con la pelota y Andrea lo miraba alegremente. La profesora los miraba mientras hablaba por teléfono con la madre de Andrea y le decía que su hija estaba en buenas manos y que había hecho un amigo especial...
Los meses pasaron y todo seguía igual, Pablo y Andrea eran muy amigos y jugaban juntos. Un día Pablo le hizo un dibujo a Andrea, diciéndole que era la mejor y que le gustaba mucho jugar con ella. Pablo le colgó el dibujo en lo alto de la clase para que todos lo vieran...
Un día Pablo fue a la clase y se encontró a Andrea en clase, estaba sola y triste, tenía la cara blanca y los ojos se le cerraban.
- ¿Qué te pasa?- le preguntó Pablo.
Andrea no decía nada y ni le miraba.
- Déjala, Pablo- dijo la profesora.
- De acuerdo, pero mañana volveré.
Pablo se fue triste y a la mañana siguiente vio la silla de Andrea, pero esta vez Andrea no estaba en la silla.
En la silla estaba el dibujo que Pablo le hizo , pero esta vez había algo diferente, en el dibujo estaba escrito en grande "GRACIAS".
Pablo, extrañado, oyó voces al final del pasillo y se acercó lentamente... vio a la profesora y a la madre de Andrea. Pablo, sin dudarlo, las escuchó...
- Lo siento mucho - dijo la profesora.
- No pasa nada, sabía que algún día llegaría este momento. Gracias por cuidar a mi hija tanto - dijo la madre de Andrea.
- De nada - dijo la profesora.
Las lágrimas de Pablo le caían por las mejillas... se fue corriendo a la silla de Andrea, le dijo que gracias por darle una amistad especial y que no olvidaría jamás estos meses que estuvo jugando con ella...
Veinte años después, él se hizo profesor de niños con parálisis cerebral en honor a esa niña que le hizo ver la vida con otra perspectiva".



La próxima semana los relatos tendrán que empezar con "En honor a esa niña que le hizo ver la vida con otra perspectiva".